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El pedido a Cran

  • Franca Garat
  • 6 dic 2016
  • 2 Min. de lectura

“Estamos en Cofico con Marcos por pintar a la vuelta de la Coca, llamame así te caes irmã”. Conectamos con el portugués, a veces hablando decimos palabras brasileras y le ponemos onda. Por supuesto, a donde había que ir no era barrio Cofico, se trataba de barrio San Martín, en una de las bajadas de Córdoba más vertiginosas, la conocida Martín García. Ahí estaban ellos, comenzando a pintar en un lugar que “para mi todo es Cofico”. Facu y Marcos, también conocidos como Cran y Marea. Quedamos en acompañarlos a una pintada, esta se trataba de un pedido especial.


Se trataba de una plazoleta que gracias a una vecina, dejó de ser un baldío. Hace unos años, ella lo comenzó a limpiar, le plantó árboles autóctonos que crecieron a tal punto de hacer sombras donde algunos descansan mientras pasean sus perros. Una tarde, Cran, Marea y sus amigos estaban pintando en una de las paredes y esta señora les comenzó a hablar. Les compró una coca, continuaron hablando y les pidió si podían pintar unos búhos ya que era algo que representaba a su familia. Y así fue, una familia de búhos terminó de darle vida a esa plazoleta, un nuevo lugar para la familia unida.

Con 19 años, Facu pinta hace cinco y forma parte de Pesa2, una crew de amigos que pintan, hacen música y pasan el rato acompañándose en nuevos points para pintar. “Íbamos a las fiestas de menores, salimos a las 4 de la mañana, volvíamos al centro, nos caminábamos y salíamos a pintar. Lo hicimos un par de veces” recuerda con una sonrisa y picardía algo que comenzó en el 2012.


Su nombre, una simple anécdota. “Había una propaganda que decía skull que es calavera en inglés y mi mami me dijo que era cráneo en español, me gusto y soy cráneo.” Al hablar de su estilo, lo logra mezclando dibujos animados con palabras y frases que vienen de rimas sacadas de sus traps preferidos. Su programa favorito: Clarence, que siempre algún personaje se incorpora a su graffiti. Su mensaje: mejorar los espacios públicos.


Su relación con los vecinos al momento de pintar es algo que fue cambiando. “Si de chico pintabas de cierta forma, cualquier cosa, algo desprolijo, por ahí venían y te bardeaban.” Pero con el tiempo, la experiencia va llegando y eso hace que a la gente le guste más. Hace poco, un taxista lo vio pintando y le pidió el número porque quería hacer unas caricaturas a su hijo. “Después no me llamo, pero me sentí bien.” Y ahí es donde radica todo, el contacto y la apreciación con el otro, el respeto y reconocimiento al arte expresado en una pared.


La comunidad se va acercando, por pedidos, el contacto, la pintura sobre la pared. Un mensaje, una frase y un color que da vida entre tanto gris. A Cran o su crew Pesa2 lo vamos a ver alrededor de la ciudad, no se aferra a ningún barrio, no hay límites. “Mientras más lejos de mi casa mejor, porque si no fuera por el graffiti estaría encerrado en mi casa” reflexiona entre risas con Marea mientras siguen pintando una familia de búhos manteniendo la unión.

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